martes, 17 de octubre de 2006

Pasábamos por aquí

Cuentan que un día desaparecí sin dejar rastro. Mi móvil perdió la poca batería que le quedaba y cual esfinge quedó sepultado bajo el polvo de mi escritorio. Mi última conexión con el mundo de los vivos desapareció.
He encontrado un pequeño ordenador escondido en un remoto lugar que no desvelaré para dar señales de vida, tanto a los que me quieren como a los que me odian. Sigo vivo. Entre el museo y un currillo más que me he buscado veo pasar los días. Pero sigo vivo y algún día me volveréis a ver. Lo prometo. Sobreviviré y volveré.

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