
Advertido ha sido de la cantidad de drogas, él las llama medicamentos, que porta en sus valijas; por no hablar de las botellitas de bebidas espirituosas que vislumbramos escondidas entre su pijama de ositos.
Y parece que salvo congoja de última hora el domingo partirá desde Frankfurt a Siberia, a lo desconocido, a la tierra de los osos y de las rusas con bigote. Con la cortesía de Siberia Airlines.
Seguiré informando.
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