miércoles, 22 de marzo de 2006

Españoles: hoy, definitivamente, Franco ha muerto

Pues eso, que el último fantasma del franquismo ha muerto. Definitivamente con lo de hoy Franco ha muerto. Una parte del pasado más negro y cutre de España se ha acabado. Sí, debates políticos insulsos aparte, ETA es lo último que queda, quedaba, vivo de aquella época.
Hombre, los asesinos de la boina dicen que el cese de fuego empieza el viernes, pero bueno, a estas alturas el pescado ya está vendido, mejor dicho, la sardina ya estaba enterrada, y de esto hacía algún tiempo porque ya olía a pescado podrido. Sólo queda solucionar el tema de finiquito y arreglado, y de eso ya se encarga Zapatero, no problem.
Ahora muchos saldrán a ponerse medallitas y mucho blablabla, que si la democracia esto o aquello, en plan celebración autista del 25º aniversario del 23-F. La España más casposa y cabrera, tratará de rememorar el antaño oficio del estraperlo, tan de moda en la vida política española. Por un lado, el nacionalismo vasco, tratará de sacar tajada para mantener sus poltronas en la tribu. Y los del Colectivo Pinocho, ya me los veo metiéndose con ZP, en plan Carreterobix, sobre si su Ej-paña, léase cortijo, se rompe, aunque esta vez, como la cosa es más seria, nada que ver con el vodevil del Estatut, igual están más amansados e incluso le echan un cable, es decir, se callan un ratito.
Y ahí los policías que se han jugado el cuello, los políticos que a pesar de todo han estado ahí, el ciudadano que le ha echado cojones; pero sobre todo, quedan los muertos, los chantajeados, los familiares de las víctimas, los que se han tenido que ir de su tierra, los que estando en su tierra se tienen que callar o mirar para otro lado porque la mafia etarra sigue ahí.
A partir del viernes, dicen los de la ETA, no volverán a disparar a la nuca o colocar bombas, pero seguirán estando ahí con sus berridos y su autismo, no sé si genético. Pasará aún una generación para que en el País Vasco se pueda respirar con tranquilidad, el necesario para que los mafiosos se queden en un no res, que dicen los catalanes. El viento del tiempo se los llevará, como se ha llevado tantas cosas, tanto malas como, desgraciadamente, también las buenas.

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