pendiente de que el péndulo de Foucault no se pare...
miércoles, 28 de enero de 2009
La publicidad tiene como objetivo vendernos productos (cosas) que no necesitamos, prometiéndonos, al menos por un instante, un momento de felicidad al adquirir la cosa. Esto no es un óbice para que determinados anuncios sean cuentos hermosos y/o interesantes. Y aquí dejo cuatro; los dos primeros van a saco al corazón, el tercero es una bonita historia (Asimov se nota) y el cuarto es una licencia que me permito y que algun@ entenderá...
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