En el año 2009 se celebra el Año Internacional de la Astronomía. Tal celebración se debe a que fue en el año 1609 el Sr. Galileo Galileo inventó (oficialmente) el telescopio, apuntó al cielo y descubrió un nuevo mundo: el universo. Con la invención del artilugio de marras se abrió una nueva ventana imposible cerrar.





Lo de difícil de cerrar lo digo porque hay por ahí todavía quien quiere cerrarla. Veréis, hace un tiempo ví un corte de un programa de la televisión iraquí en el cual se producía un debate surrealista: un hombre de ciencia y un hombre de... adivínenlo... debatían sobre si la tierra era redonda. Bueno, debatir, debatir, lo debatía uno solo. En fin, me fascinó cómo el físico sacaba el viejo razonamiento de por qué en la lejanía del mar vemos primero las velas de un barco. Lo de viejo razonamiento lo digo con todo el cariño del mundo, esto ya nos lo mostraron los antiguos griegos hace ya... pufff... Y va el tiparraco de la camisa hortera y le rebate con un ¿razonamiento? más oscuro que el agujero negro en el que metería a unos cuantos (ojo, tengo una lista)





Si Galileo levantara la cabeza...

Y para que luego digan que el tamaño no importa: